23 de julio de 2009

LA MUERTE DE LOS NONATOS

METÁLOGO. (Inspirado en los documentos de Pasos Hacia una Ecología de la Mente).

Hija: Papá ¿Por qué mueren los bebés que aun no nacen?
Padre: Hija, ¿qué has estado viendo en la televisión?
Hija: No lo vi en televisión, papá, eso le pasó a la mamá de una amiga, perdió a su bebé.
Padre: Bueno, pues, cuando no es un accidente, es por una incompatibilidad con la vida.
Hija: ¿Cómo puede un bebé ser incompatible con la vida?
Padre: No el bebé en sí, hija, sino algo en sus genes. La mayoría de las veces son problemas originados por una inadecuada alimentación de la madre, pero también, hay casos en que algunos de los genes del bebé mutaron de tal manera que no es posible que se den las condiciones requeridas para la vida.
Hija: No es normal que mutemos, ¿o sí?
Padre: Todos somos mutantes hija.
Hija: ¡Papá! Esto es serio.
Padre: Estoy hablando en serio. La vida continúa su ciclo iniciado hace incalculable número de años, ensaya mutaciones de una generación a otra, en busca de mejores adaptaciones al medio ambiente. Las mutaciones que permiten la supervivencia son asimiladas y las que no tienen utilidad son desechadas. Supongo que todo esto ocurre en algún número de generaciones no determinado, al menos que yo sepa.
Hija: Mmm.

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Hija: Todos tenemos genes.
Padre: Sí.

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Padre: ¿Qué estás pensando?
Hija: Pienso que si los genes del bebé son incompatibles con la vida, y dado que heredamos los genes de nuestros padres, es posible que alguno de aquellos padres también sea incompatible con la vida. ¿Cómo ha logrado sobrevivir?
Padre: Seguramente solo sería una parte de esa persona la que tendría esa cierta incompatibilidad. Además te recuerdo que ciertas características hereditarias pueden manifestarse hasta 3 o 4 generaciones posteriores.
Hija: ¿Tratas de decir que es posible que alguna parte del cuerpo de los padres de ese bebé sea incompatible con la vida, como por ejemplo, su hígado, o su corazón, o su cerebro?
Padre: Parcialmente, pero sí. Además no lo trato de decir. Lo digo claramente.
Hija: Eso quise decir.
Padre: Pero también digo que es posible que esa incompatibilidad esté latente, sin manifestarse, o incluso que ni siquiera exista en los padres, sino que se generó exclusivamente en el bebé.

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Hija: Aun hay otra posibilidad.
Padre: ¿Cuál?
Hija: Que la incompatibilidad con la vida de alguno de los padres sea a nivel mental.
Padre: Creo que en realidad lo que quieres decir es que la incompatibilidad se encuentre en aquella región o regiones del cerebro que controlan (o descontrolan) las emociones.
Hija: ¿No es más fácil decir “a nivel mental”?
Padre: Coincido contigo en que es más fácil. Pero también es impreciso, porque “a nivel mental” sugiere que existe una parte del cuerpo llamada “mente”. Te daré un ejemplo, el corazón tiene un lugar en el cuerpo, tiene un peso y una forma que puedes reconocer. Ahora dime, ¿donde está la mente?
Hija: Pues no lo sé, siempre he creído que en el cerebro.
Padre: Es la creencia común, sin embargo, “mente” en realidad se refiere a los procesos del pensamiento (más detalles aquí ... o aquí), procesos psíquicos que se llevan a cabo en el cerebro (o hasta ahora eso sabemos). Pero un proceso no es un objeto sino una serie de pasos que normalmente –normalmente- se rigen por un protocolo, por todo esto, la mente como tal no es algo que tenga ubicación física.
Hija: ¿Alguien podría tener una incompatibilidad con la vida en sus procesos psíquicos?
Padre: Me gustan tus preguntas. En este caso, lo único que puedo asegurarte es… que no lo sé.

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